LA CLANDESTINIDAD DE LA ARTISTA Y EL ROL DE LA MUJER EN EL ARTE

            

Para los artistas, el arte es un medio por el cual se quiere comunicar, representar y expresar algún sentimiento, emoción, pensamiento, por ende, ninguna pintura, película, libro, fotografía ni cualquier expresión artística será creada simplemente porque sí, siempre tiene algo detrás, un trasfondo. Por algo es que el arte es subjetivo y es un concepto demasiado grande e irregular que se vuelve imposible expresar con palabras, la pregunta de qué es arte o qué no lo es, es un tema bastante controversial y filosófico, en el cual nunca se llega a una respuesta concreta e indiscutible. Para las mujeres, el arte fue ese medio por el cual podían expresar lo que les angustiaba, que era la propia sociedad y donde podían plasmar sus sentimientos y emociones más oscuras y profundas, así como su lado que denotaba más la sensibilidad propia femenina.

La figura de la mujer siempre ha estado presente en la historia del arte, ya sea en la pintura, en la literatura, en el cine, en la escultura, no obstante, se encuentra completamente oculta la figura protagónica de la mujer, que en autoría se refiere. En la pintura, las mujeres destacan más por ser musas y posar desnudas; en la literatura, los hombres hablan sobre ellas desde perspectivas idealizadas del género femenino o, al contrario, misóginas; este patrón se suele repetir en el cine y otras materias artísticas. Existe una desigualdad tremenda entre el número de artistas de género masculino con el femenino, habiendo mayor porcentaje de hombres artistas que mujeres. Esto es dado principalmente por factores sociales, mientras que el rol de la mujer simplemente era dedicarse a la maternidad, el hogar y la familia, el rol del hombre era fuera del hogar con el objetivo de proveer recursos y dinero. Obviamente, este último poseía más oportunidades para acceder a la educación, y con ello, al contacto con las artes, la cultura, la historia, etcétera. En resumen, el rol de la mujer en las artes se centra en ser una fuente de inspiración, más no una creadora y artista, a pesar de ello, existieron mujeres que desafiaron las normas sociales y desarrollaron su expresión artística y de forma bastante diferente comparada con la de los hombres. Algo muy curioso sobre la diferencia entre las creaciones de los hombres y de las mujeres, es que, como antes se mencionó, los hombres exaltaban y se centraban en la figura de la mujer, escribían y hablaban sobre ellas en la literatura y en el arte, aparecían en los retratos posando desnudas, en cambio, las mujeres rara vez hablaban sobre los hombres, los retrataban o los incluían en su arte y si lo hacían, era muy distinto a cómo lo plasmaban los hombres. 

Hay un fragmento de un ensayo escrito por la célebre escritora feminista británica Virginia Woolf que se relaciona con lo dicho:   

 “(…) Las mujeres no escriben libros sobre los hombres, hecho que no pude evitar acoger con alivio, porque si hubiera tenido que leer primero todo lo que los hombres han escrito sobre las mujeres, luego todo lo que las mujeres hubieran escrito sobre los hombres, el áleo que florece una vez cada cien años hubiera florecido dos veces antes de que yo pudiera empezar a escribir. (...) ¿Por qué atraen las mujeres mucho más el interés de los hombres que los hombres el de las mujeres?” 

En las artes, la percepción de ambos sexos, femenino y masculino, es muy diferente, es decir, la visión de una mujer sobre un hombre es muy distinta a la visión que tiene un hombre de un hombre; lo mismo pasa con la visión que tiene una mujer sobre una mujer y la de un hombre sobre una mujer, esto se nos presenta como una gran dicotomía. Los estereotipos de género son muy evidentes al analizar las expresiones artísticas y son claves al momento de presenciar fenómenos sociales dentro de ellas como la hipersexualización de la mujer y las adolescentes, el sexismo, las relaciones tóxicas, el amor romántico y los roles de género. 

Es importante reflexionar sobre la complicada y trágica vida de mujeres y la de las que intentaron escapar de las normas y estereotipos sociales en una sociedad liderada por el patriarcado y poder superior del hombre, porque la historia siempre se trata de este y sus grandes obras y sus logros, pero nunca se habla de la importancia de la mujer en la sociedad y su aporte cultural, el cual no fue mínimo, existen mujeres importantes, igual o más talentosas que los hombres que merecen el reconocimiento y que consiguieron éxito a pesar de las cadenas que se les imponían, pero que rara vez aparecen y que se siguen omitiendo en los libros de historia. El tema de la mujer en las artes es una temática muy interesante de investigar, ya que se encuentra en la cotidianidad, en la música, en la pintura, en las películas, en los libros, prácticamente en todo lo que se refiere a la cultura y hechos históricos que deja una sociedad y en el que se encuentra el fiel reflejo de esta a través de los años, por lo tanto, también sus problemáticas que involucran a la mujer, su discriminación y segregación en áreas establecidas y catalogadas como exclusivas para los hombres, y la manipulación que ejerce el género masculino en la imagen de la mujer dentro de la sociedad.

En un mundo liderado por los hombres, las mujeres representan un ser misterioso por conocer, con una naturaleza atrayente y sexual, un ser que se debe doblegar porque se teme a la inteligencia y a la astucia de la mujer, de lo que es capaz de hacer, las escogen más débiles y manipulables porque saben que no pueden competir con ellas. Es por esto último que a la mujer no la creían capaz de escribir, de pintar, de esculpir, ni hacer ningún tipo de arte, porque era algo considerado como propio del hombre, la mujer debía tejer, bordar, cocinar y criar, no perder el tiempo leyendo, escribiendo o estudiando. Las mujeres eran esencialmente las que construían y mantenían el ego masculino en su máximo esplendor y superioridad, eran accesorios, si un hombre recibía una crítica proveniente de una mujer, causaba más daño que la que provenía de un hombre, ¿y esto por qué? Porque la mujer es inferior en la vista del hombre, y al tener a la mitad de la población vista de esta manera, agranda su ego y su creencia de superioridad y al ser criticado por una, ese ego se ve perjudicado. ¿Por qué Napoleón y Mussolini insistían tanto en la inferioridad del sexo femenino? Por lo mismo, porque necesitaban sentirse superior a todos, validaban su ego y su importancia hundiendo a los demás. En simples palabras, existía una fuerte subestimación y limitación al género femenino sobre lo que debía o no hacer.

Las mujeres escritoras de los siglos XVI-XVII-XVIII fueron fuertemente invisibilizadas. Gran parte de las obras anónimas deben haber sido hechas por mujeres u otras tuvieron que optar por publicar sus obras bajo un apodo o nombre masculino como sucedió con la escritora George Elliot o que simplemente tuvieron que escribir para ellas, como pasó con la poeta Emily Dickinson, que escribió más de mil ochocientos poemas, pero solo siete suyos fueron publicados anónimamente, solo hasta su muerte, aquellos numerosos poemas fueron descubiertos y apreciados por su magnífica sensibilidad y por su estilo único, brillante y profundo. Dickinson fue una de las primeras mujeres poetas en ser reconocida como una y sus poemas fueron muy influyentes en la poesía norteamericana. No se puede contemplar el inconmensurable desperdicio cultural y el gran talento que se perdió la sociedad al momento de prohibir a la mujer escribir por un sistema patriarcal que las condena y es por esto último, que es comprensible que haya existido pocas escritoras, porque si una mujer con un espectacular talento para la pluma naciera en aquel mundo dominado por hombres, habría enloquecido porque habrían deformado y alterado sus obras injustamente marginándola socialmente y haciendo lo imposible para que su trabajo sea silenciado. No hay ninguna obra teatral que sea escrita por una mujer, y si lo fue, probablemente esté escondido bajo un nombre masculino o el anonimato. Más adelante, en el siglo XIX, cuando la mujer empezó a escribir con su propio nombre, los géneros como la poesía y el teatro ya estaban más que escritos por lo hombres, pero la novela era algo que estaba recientemente surgiendo, es por eso que los primeros escritos femeninos se dio mayormente en el género narrativo. Es importante destacar novelistas como Jane Austen con su obra más famosa Orgullo y Prejuicio; a Mary Shelley, que fue la primera persona en escribir una novela gótica del género ciencia ficción Frankenstein o el moderno Prometeo y a Louisa May Alcott con su obra Mujercitas en 1869 y su alto contenido feminista muy adelantado para la época, un libro muy icónico de la literatura que ha hecho que se le realicen seis adaptaciones cinematográficas hasta la fecha.

“Cuidado, porque no tengo miedo y, por tanto, soy poderosa” - Mary Shelley.

Existen claras diferencias entre la escritura femenina y masculina. Esto incluso se puede ver en las distintas perspectivas que tiene un sexo sobre el opuesto y por el mismo y sus relaciones interpersonales. Por ejemplo; un hombre escrito por un hombre siempre va a resaltar su hombría, lo describirá como corpulento, fuerte y protector, incluso un poco tóxico, esto se puede vincular a un ejemplo bastante contemporáneo, como el personaje de Noah en el mundo literario de The Notebook (Diario de una pasión o el Cuaderno de Noah). Este personaje, dentro de la relación que tiene con Allie, su amante, se caracteriza por esos aspectos, por sobreprotector, violento y posesivo. En esta relación se normaliza que en el amor se debe sufrir y la creencia errónea de que “si un hombre te trata mal, es porque de verdad te ama”. Por otro lado, un hombre escrito por una mujer es totalmente diferente, se caracteriza por no ser corpulento ni demostrar esa hombría característica, tampoco esa toxicidad de ser posesivo, sino un hombre adulto responsable sobre sus emociones y sus actos. Un ejemplo claro de esto es en Orgullo y Prejuicio con el personaje del Señor Darcy; este personaje se caracteriza por ser un hombre que sabe lo que quiere, que respeta y no persigue a las mujeres, es directo y no teme demostrar sus sentimientos y su lado más femenino, es maduro y tiene una buena reputación. Esta más decir, que la mayoría de las mujeres que han leído el libro o visto la película, se han enamorado de este personaje ficticio. En el caso de una mujer escrita por una mujer, se enfoca en describir los rasgos más internos de la mujer, retratar su alma, sus sueños, deseos, emociones, defectos y virtudes de una manera humana. Por otro lado, una mujer escrita por un hombre resalta mucho más el físico de una mujer, el deseo y la sensualidad que ella representa si es que es atractiva para los hombres y la sociedad, si no lo es, es vista como una mujer que merece respeto y no ser mirada con ojos de deseo, sirve simplemente para casarse y para tener hijos, pero hay algo que siempre destacan sobre las mujeres genéricamente, que es que son sentimentales, lloronas, emocionales, exageradas y locas, por ende la mirada de un hombre que escribe sobre una mujer es extremista y superficial. 

En el contexto contemporáneo del siglo XX y XXI han surgido nuevas exponentes, mujeres de todo el mundo que escriben obras teatrales, poesía, novelas, ensayos, entre otros estilos literarios, gracias a que la sociedad ha avanzado en ser más flexible en el ámbito de que las mujeres participen dentro de las artes, llegando incluso a tener éxito y ser reconocidas internacionalmente. Un ejemplo claro dentro de nuestro país, es la poeta y escritora Gabriela Mistral, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1945, siendo la primera mujer iberoamericana y segunda persona latinoamericana en ser galardonada con este premio tan importante dentro del mundo de las letras.



“Instrúyase a la mujer; que no hay nada en ella que le haga ser colocada en un lugar más bajo que el del hombre” - Gabriela Mistral, 1906.

Sin embargo, actualmente solo 16 premios de los 117 Premios Nobel de Literatura han sido dirigidos a mujeres desde su creación, hace 119 años, una desigualdad tremenda a comparación con los premios que han recibido los hombres.

Es relevante destacar otras mujeres chilenas contemporáneas que han sido parte de algo tan importante como lo es la literatura, como María Luisa Bombal, galardonada con tres relevantes premios; premio Ricardo Latcham en 1974; premio Academia Chilena de la Lengua en 1976 y premio Joaquín Edwards Bello en 1978. Teresa Wilms Montt, Marta Brunet premiada con el Premio Nacional de Literatura en 1961 e Isabel Allende con el Premio Nacional de Literatura en 2010. Entre estas mujeres, existe una conexión más grande que el mundo de las letras, que son sus biografías. Varias de ellas vivieron vidas realmente trágicas, novelescas, dignas de una obra de Shakespeare, sobre todo la vida de Teresa Wilms Montt, nacida en cuna de aristócrata, pero de personalidad rebelde, escapó de su casa para casarse y convertirse en poetisa y escritora, se adhirió a ideales anarquistas y feministas, sin embargo por su comportamiento, su marido le negó su visita a sus hijas y la envió con sus padres, para que posteriormente decidieran encerrarla en un convento, donde intenta suicidarse y luego escapa a Argentina, donde publica gran parte de su obra y años después, emigra hacia España para publicar dos obras más. Luego, se reencuentra con sus hijas en París, sin embargo, una fallece, por lo que, conmovida con el dolor de la pérdida, decide suicidarse. También, la vida trágica de María Luisa Bombal, la muerte de su padre en su adolescencia que la lleva a tener que vivir en París, una desilusión amorosa en su juventud que la llevó a un intento de suicido e intento de asesinato. Luego, por problemas con la ley en Chile, se muda obligada a Estados Unidos, donde se casa, tiene una hija, enviuda y se entera que el amor de su vida de juventud falleció, por lo que su vida se apaga por completo y fallece en un hospital debido a sus penas, problemas de salud y el alcohol. Y no solo se repite este patrón en estas escritoras, sino que, en varias, de otras nacionalidades, como con Alejandra Pizarnik, Sylvia Plath, Sor Juana Inés de la Cruz, Alfonsina Storni y muchas más. ¿Será que las mujeres literarias están condenadas a vivir vidas tan trágicas y sentimentales? Es por eso que es evidente que la sociedad patriarcal y el contexto social de las mujeres donde fueron producidas sus obras y cómo fueron sus vidas son muy importantes de observar y analizar, además, de comparar y diferenciar el estilo literario que poseen las mujeres en comparación al estilo de los hombres.

“Soy Teresa Wilms Montt y aunque nací cien años antes que tú, mi vida no fue tan distinta a la tuya. Yo también tuve el privilegio de ser mujer. Es difícil ser mujer en este mundo. Tú lo sabes mejor que nadie. Viví intensamente cada respiro y cada instante de mi vida. Destilé mujer. Trataron de reprimirme, pero no pudieron conmigo. Cuando me dieron la espalda, yo di la cara. Cuando me dejaron sola, di compañía. Cuando quisieron matarme, di vida. Cuando quisieron encerrarme, busqué libertad. Cuando me amaban sin amor, yo di más amor. Cuando trataron de callarme, grité. Cuando me golpearon, contesté. Fui crucificada, muerta y sepultada, por mi familia y la sociedad.

Nací cien años antes que tú sin embargo te veo igual a mí.

Soy Teresa Wilms Montt, y no soy apta para señoritas”. – Teresa Wilms Montt

En el arte de la pintura, ocurre el mismo fenómeno que en la literatura y las demás artes, muy pocas mujeres son reconocidas en la historia como autoras de su obra y más como la persona que la inspira. El arte es el fiel reflejo de una sociedad y eso se puede ver claramente en la perspectiva que se tiene sobre el género femenino. La mujer como musa tiene un simbolismo muy arraigado bíblicamente y a la Virgen María, que representaba la pureza, castidad, bondad, belleza, abstinencia y deberes maritales, es por esto que nos podemos a empezar a cuestionar, ¿por qué una mujer respetable debe cumplir con aquello que se postula anteriormente? La mujer debe ser casta, sin embargo, el hombre no importa si lo es o no, porque a la vista de la sociedad, es normal, e incluso esperable que un hombre goce de su sexualidad libremente sin ser juzgado, pero cuando una mujer lo hace, la denigran, porque escapa completamente de aquel estereotipo, imponen demasiadas reglas sociales y altas expectativas a seres humanos que son imperfectos. Podemos relacionar esto con un complejo llamado Madonna-Whore Complex que planteaba que para los hombres solo existían dos arquetipos de mujeres, el de prostituta y mujer pura; habiendo mujeres para ser amantes y para el matrimonio, la primera; es fácil de manipular, es como un juguete que puede usar y desechar a su antojo y satisfacer su lujuria, en cambio, la mujer pura, que es ideal para mantener una vida matrimonial, es respetable, por lo tanto, no deben desearla. En los movimientos artísticos de la historia, como el Renacimiento, la figura de la mujer respetable es algo que aparece repetidas veces, como un símbolo digno de veneración y admiración. 

Hay un texto escrito en 2006 por una estudiante de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile que se relaciona a lo dicho anteriormente: “Es interesante señalar que el arte es un fiel reflejo de la sociedad y específicamente de la discriminación hacia las mujeres como representación y a la artista.  Habiendo una diferencia ya en la Historia del Arte en el trato hacia las artistas (mal llamadas mujeres artistas, a nadie se le ocurriría hablar de hombres artistas) omitiéndolas casi totalmente de la Historia del Arte, siendo hasta hoy habitual que se valore menos a las artistas que a los artistas. (…) Esta discriminación existe por la sociedad patriarcal en la cual vivimos y el arte ha sido el ámbito que más ha explotado los tópicos de la feminidad como producto y recreación de un imaginario masculino. (…) Un ejemplo de esta desigualdad es que, entre los 7.623 cuadros, 6.240 dibujos y 2.100 grabados del Museo del Prado, se encontraban 12 obras de artistas mujeres, y de que, de esas doce obras, sólo una estaba expuesta.  Esto demuestra como a pesar de los avances en la sociedad con respecto a la valorización de la mujer como creadora y trabajadora sigue en niveles muy inferiores en comparación a la valorización del hombre masculino.”

Una artista que es primordial destacar es a una pintora feminista que desafió totalmente a la época en el siglo XVII, es Artemisia Gentileschi, su estilo y movimiento era el barroco italiano, donde era mujer se le era complicado conseguir una buena educación que la instruyera en el arte, sin embargo, su padre le pudo conseguir un profesor que la educara, aquello fue un error, pues, el profesor violó a Artemisia y este fue castigado con solo unos meses de cárcel, la artista fue injustamente humillada, debido a que le realizaron pruebas ginecológicas para poder comprobar la validez de su testimonio, es por esto que un año después, en 1613, pinta el cuadro, que se puede apreciar en la portada, “Judith decapitando a Holofernes” para expresar su ansia de venganza contra su violador y el machismo con una calidad impresionante de expresión artística sobre la violencia que realmente impacta a cualquiera que lo vea a simple vista. Esto afirma, la tendencia de que la vida de las mujeres en el arte es realmente trágica y complicada. Si se analiza cada obra de una mujer, es evidente encontrar una influencia de su vida en ella, en vez de escribir o pintar obras alejadas a la realidad de cada autora, plasman, de alguna manera, autobiografías; ya sean implícitas o explícitas, porque es tanto el sufrimiento y el peso de la presión social de ellas, que sienten la necesidad imperiosa de desahogar y expresar esa ira que tienen en contra del sistema y las restricciones que se les imponen.

“Mientras viva, tendré el control sobre mi ser” – Artemisia Gentileschi.

La mujer renacentista en el arte cumple con el rol de una idealización totalmente irreal, pasiva, sumisa, musa, perfecta, digna de admiración y contemplación; alimentada por un argumento de origen mitológico y bíblico. Se estableció, entonces que la mujer era la representante del género, el objeto a retratar, exponer y venerar, y el hombre es el encargado de plasmarlo y ser el espectador de aquella obra. El 70% de los desnudos en obras de arte corresponden a mujeres. Esto significa, que el hombre posee mucho control y decisión sobre la imagen de la mujer, imponiendo ciertos roles, estándares y cánones de belleza que deben seguir las mujeres para conseguir la perfección, los cuales, no son reales y son ciertamente, imposibles de alcanzar. Existen artistas contemporáneas que cuestionan mediante su arte, esta imposición de la imagen de la mujer, como Cindy Sherman en los años 70 y 80. Esta artista visual y fotógrafa expone fotografías de retratos de sí misma con una crítica feminista del arte y de la cosificación de la mujer, donde se viste y se maquilla como las mujeres estereotipadas del cine. 



             En la Grecia Clásica, las obras de teatro eran escritas solo por hombres, por lo tanto, ninguna mujer podía ser participe teatralmente, lo cual, provocó un estereotipo de parte de los hombres al momento de interpretar a las mujeres de “exageradas”, “ilusas” y “sentimentales”. Más adelante, cuando la mujer finalmente podía actuar, los hombres de sociedades más altas concedían un “suplemento” a la entrada del teatro que les asignaba el derecho de ir a ver a las actrices cambiarse en sus camarines, por ende, la mujer no se escapó de la cosificación y su percepción como objeto de deseo. En el cine y en el teatro, ocurre un fenómeno bastante similar en la literatura y la pintura, sin embargo, los estereotipos son algo más evidentes poniendo a mujeres en distintos roles dentro de la sociedad y dentro de un espacio ficticio. En Chile, la mayoría de actrices en los últimos 50 años casi no representan ninguna profesión; existe la ama de casa, la prostituta y la estudiante como los papeles más repetidos, mientras que, la actriz y la periodista son las profesiones más predominantes. La participación, al igual que en las demás artes, de la mujer en el cine es muy pequeña y ha avanzado a lo largo de los años muy lentamente. Solo el 40% de los personajes principales fueron mujeres, en cambio, los hombres rodearon los 65% de papeles con más de una escena. En nuestro país, en los últimos 50 años solo el 30,5% de los cortometrajes fueron protagonizados por mujeres, esto quiere decir que solo 129 de 629 producciones, una cantidad realmente baja.  

Una de las dramaturgas más destacadas chilenas fue Isidora Aguirre, que problematizaba en sus obras los conflictos sociales de la sociedad chilena del siglo XX, una de sus obras más destacadas fue la famosa La pérgola de las flores en 1960.  

Como los libros y las películas van de la mano, así como con las obras teatrales, ocurre el mismo hecho que se mencionó previamente, la percepción de los sexos opuestos es muy diferente. Como siempre, la mujer en las películas, como se daba en el teatro, sigue siendo muy hipersexualizada, incluso las adolescentes son víctimas de ser percibidas como un objeto sexual, y esto se da, sobre todo, en películas dirigidas y escritas por hombres. Para poder dar un ejemplo de esto, se puede mencionar a las mujeres de las películas de Quentin Tarantino, estas tienen cualidades muy peculiares, como, por ejemplo, que siempre la más atractiva acostumbra a andar descalza y con poca ropa. También, se puede dar en el caso relativamente actual de un personaje interpretado por una joven de 14 años en una serie adolescente británica llamada Skins, la cual se muestra como a sí misma como una chica introvertida, diferente a las demás en todo aspecto, sin embargo, es fuertemente sexualizada, ya que se encuentra en un triángulo amoroso dentro de la historia, donde dos jóvenes se pelean por ella solo por su belleza y su cuerpo. Esto, en los adolescentes, a pesar de que la serie trata problemáticas de la sociedad inglesa, les da una idea equivocada a las niñas que ven este tipo de series, alimentando el pensamiento erróneo en las jóvenes de sexualizarse para obtener aprobación masculina. Cabe decir que en la serie ocurrían escenas sexuales, a veces implícitas como explícitas con actores menores de edad.  Se presenta un sexismo de la figura femenina en el cine preocupante, ya que no se le atribuye papeles importantes, solo se le ve como un trozo de carne o como el interés amoroso del protagonista sin más. 

Existen excepciones, claramente, como con la adaptación cinematográfica dirigida por Greta Gerwig de 2019 “Mujercitas” basada en el libro homónimo de Louisa May Alcott y situada históricamente después de la guerra civil estadounidense (siglo XIX), donde se puede ver que casi todos los personajes principales son mujeres. Trata temas como la familia, la hermandad y la sororidad, cuestiona el amor romántico y se destaca el pensamiento de Jo, la protagonista, la cual quiere ser libre porque no desea casarse, sin embargo, se encuentra en una contradicción entre lo que piensa, lo que siente y lo que le impone la sociedad que se puede apreciar en este fragmento del guión:

Jo: Quizá me apresuré en rechazarlo.

Marmee: ¿Lo amas?

Jo: Si me lo propusiera de nuevo, creo que diría que sí. ¿Crees que me lo vuelva a proponer?

Marmee: ¿Pero tú lo amas?

Jo: Me interesa más ser amada. Quiero ser amada.

Marmee: Eso no es lo mismo que amar.

Jo: Lo sé. Pero siento que las mujeres tienen mente y tienen alma, no solamente corazón, y tienen ambición y tienen talento, no solamente belleza y estoy harta de escuchar que digan que la mujer solo sirve para el amor. ¡Estoy harta! Pero estoy tan sola. “

Lo que expresa Jo es lo que muchas mujeres se cuestionan y es que las mujeres sienten lo mismo que los hombres. Sienten el mismo deseo de ambición, necesitan ser estimuladas en conocimiento, en sus habilidades y facultades, ellas sufren de restricciones e impedimentos demasiado rígidos y estrictos, una situación que, si le fuera dada a los hombres, sufrirían igualmente que ellas. 


BIBLIOGRAFÍA REFERENCIAL

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